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sábado, 14 de agosto de 2010

Capítulo Tercero: La Nueva Orden

Todo transcurrió rápidamente, no parecía haber día ni noche, solo descansos que parecían eternidad. Ese día no realice el vuelo pues había muchas cosas que aprender antes de lanzarme al destino. En la tarde pude ver a mi madre, si bien todavía no podía estar con ella, si podíamos conversar y me dijo:

- Hija mía, yo no he muerto pero eso no quiere decir que este en buen estado, tuve que subir porque mis fuerzas se están debilitando, nosotros no tenemos grandes enfermedades pero el ayudar a los demás gasta nuestras energías y tenemos que subir para recobrar fuerzas, así que por el momento no puede estar contigo hasta haber finalizado la renovación de mi cuerpo.

También asistí a algo como clases pero para Designados y me explicaron un poco de que se trataba esta nueva vida. En este momento estoy en una de las Islas Superterra, existen 7 de estas en el universo, sirven para capacitación y recuperación. Nosotros no morimos pero si nacemos como cualquier ser humano, cada cierto tiempo se renuevan las órdenes, existen 4 órdenes y mi madre está en la tercera, es la orden madura. La Primera Orden corresponde a los Neiker o los niños y recién nacidos, se les instruye y explicaba de que se trataba la misión de sus vidas, así los pequeños no se sentían extraños al ver lo que son, algo con lo cual yo no conté. Los niños no eran enviados a la tierra hasta que pasaban a la Segunda Orden, la explicación que tenían los padres en la tierra para que apareciera alguien más en su casa era “hemos adoptado un niño”, hasta que llegaran a otro pueblo y lo aceptaban como alguien más de la familia. La Segunda Orden son los Desirian o jóvenes. La Tercera Orden son los Lecer o adultos y la Cuarta Orden son los Cider o abuelos. Cada una de las ordenes tenia la libertad de subir o bajar cuando querían, en un mundo en donde existen tantas personas, nadie notaba que había llegado una nueva familia desde muy lejos o que luego esos mismos vecino se iban a otro país. Así cada persona de la familia podía subir y bajar cuando quisieran, pues tenían que venir, ya sea, a alguna formación o para renovar energías. Rara vez existían matrimonios entre humanos comunes y elegidos. Si esto pasaba tenía que ser vigilado por lo menos un año, bueno como también tenían aquí los archivos de toda la vida de las personas, siempre le contaban la verdad a aquellos que pudieran comprender todo y no pusieran en riesgo la vida que llevaban. Yo no pertenecía a ninguna de estas órdenes, yo era la Nueva Orden, la de aquellos que luego de vivir en la tierra supimos que éramos elegidos, me dijeron que existían pocos como yo, o al menos tan solo unos 3 y que quizás algún día los conocería pues vivían en otras Superterra.

Miraba el cielo, me costaba aceptar esta nueva realidad, creía que no existían este tipo de vidas, crecí rodeada de personas que veían esto como una fantasía y que ahora todo esto se convirtiera en algo real, me tenía desconcertada. Si tan solo hubiera sabido la verdad, todo hubiera sido más fácil, me pasaba días enteros atormentada con voces que pedían mi ayuda, yo sentía el gran deber de acudir a los llamados. Comencé a ver los dolores de los demás. Era como si me susurraran al oído las cosas que los asustaban, esto hizo apartar mis propios tormentos. Me sentía feliz ayudando a los demás y múltiples veces no podía entender como cosas tan pequeñas se convertían en sufrimientos tan grandes.

- ¡Hola! – Salte de mi asiento y mire hacia arriba – oh lo siento, no quería asustarte. – ¿Quien es este chico?

- He hola. No es nada, solo estaba algo pensativa y me tomaste por sorpresa.

- Tú debes ser Delani, la chica nueva, todo el mundo habla de ti – que vergüenza ¿Qué dirán de mí?

- Si soy ella, no sabía que todo el mundo hablara de mí, creo que mejor no saldré a recorrer el lugar.

- No te preocupes de los demás es solo que no están acostumbrados a ver personas que no conozcan de nosotros desde siempre. Ven – me tendió la mano y me levanto – creo que necesitas que alguien te muestre este paraíso.- Me dijo con un sonrisa en su rostro, así que tome su mano.

- Claro, supongo que algún día deberé conocerlo, más que mal viviré aquí – creo que todas las personas aquí irradian tanta tranquilidad, es imposible no darles en el gusto – pero creo que tu ya me conoces pero no yo a ti ¿Cómo te llamas?

- Oh claro que torpeza la mía, mi nombre es Branth, pertenezco a la Segunda Orden, como tú, creo. Vivo en Sider Sant por el momento ya que estoy de paso en una formación. Y tengo 20 años. – le falto decir que era muy apuesto.

- Si claro, seria de la Segunda Orden si hubiera nacido sabiendo mi don pero me dijeron que pertenezco a la Nueva Orden.

- Eres toda una leyenda entonces. Ven vamos a conocer el lugar – y entrelazo su mano con la mía. No importaba en qué mundo estuviera, siempre me sonrojaría cuando un chico hiciera eso.

- Este lugar es realmente fascínate.

- Sí. Mira esta es nuestra “escuela” aquí nos enseñar cosas sobre la vida y como afrentarlas. Pero yo siempre digo <<No hay nada mejor que aprender de la vida viviéndola y encontrando la respuesta a los problemas uno mismo>>

- Dímelo a mí que he vivido todos estos años como una simple humana y sinceramente fue un trabajo muy duro, afrontar mi vida y la de los demás sin nadie que me guiara más que yo misma.

- Entiendo.

- ¡Itan!

- ¿Qué? – Branth no sabía de que hablaba

Oh! ¿Podía ser él? ¡Qué alegría! Y sí, era él. Corrí apresuradamente hasta sus brazos en los cuales el me recibió y comenzamos a girar hasta detenernos. Nos miramos a los ojos, el comenzó a acercarse a mi – cuantas veces había vivido esto ya pero sin embargo, me sentía distinta – hasta que sus labios encontraron los míos. Fue un largo beso lleno de ternura y paz. Sus manos rodearon mi cintura, mientras yo deslizaba mis dedos por su pelo. Siempre me había sentido tan querida y tranquila al estar con él. Si bien por lo que me contaron el también sabía que yo era una elegida y que yo fuera su novia no era una casualidad, pero todo parecía nuevo y distinto en este lugar, incluso el amor que yo sentía por Itan, en ese momento comenzó a crecer, mis sentimiento hacia el habían cambiado de cierta manera. Lo aferre más fuerte a mí hasta que la voz de Branth me hizo bajar de mi nube de amor y volver a ¿realidad? Aunque tampoco creía poder llamar real a todo esto.

- Vamos Itan tenias que regresar tan pronto. No podías esperar siquiera un poco para conocer mejor a tu “Novia” – Eso no resulto precisamente amistoso, la voy de Branth escondía algo más.

- ¿Qué? ¿Acaso ustedes se conocen? – dije yo en tono acusador.

- Si claro – dijo Branth – nos hemos encontrado con Itan muchas veces en el Encapsulario – ¿Cual podía ser ese lugar? Creo que todavía me falta mucho por conocer aquí. – También creo que deberías saber que Itan…

- Cállate Branth – dijo Itan bruscamente – Creo que hay cosas de las cuales tenemos que conversar Niss – me dijo dándome un beso en la frente – pero por ahora será mejor que aclare unos asuntos pendientes con Branth. Anda a la casa de Marine ahí está tu padre y Vinka esperándote, vamos se que quieres verlos.

La emoción y la duda me embargaban ¿Qué era lo que pasaba entre Itan y Branth?, pero esto paso a segundo plano, ya que quería ver a mi familia, necesitaba respuestas así que bese nuevamente a Itan y corrí a casa de Marine.

domingo, 27 de junio de 2010

Capitulo Segundo: Aun viva

ya estaba en otro lugar, pero ¿Dónde? Trate de analizar si este espacio lo había recorrido anteriormente o por lo menos había oído hablar de algo así, pero no obtuve ningún resultado.

Definitivamente todo era indescriptible. Había tanta luz que mis ojos se segaron al intentar mirar mejor. En ese momento sentí una fría ráfaga de aire que rosaba mi piel y la atrapaba en una débil pero insafable ternura que calmaba, esto era justo lo que necesitaba.

Tantos años sin sentir algo así, la última vez fue cuando mamá me tuvo entre sus brazos, pero de eso ya había pasado mucho tiempo. La extraño tanto. Pero ¿Cómo? Esto no puede ser posible. ¿Podría ser mamá la que me trajo hasta aquí? Siempre creí que ella era como un ángel, ella estaba tan iluminada, su espíritu positivo irradiaba todo lo que tenía por delante. Pero creo que todas las madres ante los ojos de sus hijos se ven así, tan llenas de amor y de ternura, aunque existen seres que no puedan ver tal armonía. ¿Pero podría ser ella?

- ¿Mamá? – susurre y mi corazón comenzó un alarido inagotable de palpitaciones. La sensación iba desde la alegrías hasta la angustia – No yo no puedo…

- Cálmate, cálmate, nada te ha pasado – con tan solo escuchar esa voz, hasta el mas mínimo de angustia se diluyo en el aire.

-“Mamá” – corría y corría pero no podía alcanzarla, sin embargo la angustia ya había desaparecido solo me embargaba la gran felicidad de volverla a ver.

10 años habían pasado desde que mi madre falleció en ese fatal accidente, pero sin embargo ella nunca desapareció de mi vida y corazón, es como si ella hubiera estado siempre conmigo y quizás sí. Todo lo podre conocer hoy.

- Mamá, Mamá ¿Por qué no te puedo tocar?

- No, aun no hija, esa barrera no la puedes traspasar todavía.

- Pero mamá yo quiero estar contigo

- Hija ya habrá tiempo para eso, ahora debes irte con Marine, ella tiene mucho que enseñarte y te prometo que cuando volvamos a vernos podrás traspasar el muro.

Me fui pero no estaba precisamente calmada, bueno era lo que se debía esperar pues ¿Cómo se sentiría cualquier persona luego de ver que la madre que se creía muerta, en verdad no lo estaba y siempre ha estado pero en “otro” lugar?

Camine junto a Marine el camino parecía hecho por nubes, era como un túnel pero rodeado de nubes y enredaderas, todo lo que alguna vez pude haber soñado, ahora era realidad. Sentía que no estaba en realidad en este lugar y el hecho de ver a mi madre me lo recordaba, ¿Sera quizás que como ella yo también habría muerto? Pero por primera vez dude de la muerta de mi madre, después de todo yo nunca la había visto. Tenía tan solo 6 años a su muerte y mi padre solo dijo que ella estaba tan mal que mejor no me quedara con esa imagen. Yo nunca sentí su muerte, ella siempre parecía que se había quedado conmigo. De ahí en adelante la vida fue dura para mi padre, mi hermana y para mí pero supimos salir adelante, yo no me sentía sola, alguien me acompañaba.

- Bien Delani aquí estamos, el “Campo de vuelo”

- ¿Campo de vuelo?, ¿Cómo es eso? Pretende que vuele desde aquí, ¿Y mi avión?

- Hay las designadas de hoy en día. Bueno creo que tengo que entenderlo pues tú no conoces tu procedencia aun y no es tiempo de que te lo cuente todavía. Mira tienes que ver dentro de ti, más allá de lo que tu imaginación te pueda permitir. ¿Has sentido en ocasiones que puedes ser capaz de lo que te propongas?

- Si

- Pues esta es la hora de hacer las cosas que te propongas. Tú has sido llamada, más bien has recibido los dones de tu madre, tu padre y por ende tú hermana mayor también lo recibió como tú. Eres la última en la familia en conocer el don, pero tu don es distinto a todos los demás.

En verdad yo no entendía nada de lo que ella me hablaba ¿Qué designación? ¿Qué don? ¿Mis padres, mi hermana? Algo no me estaba encajando.

- Bien pues vuela

- ¿Cómo? Yo no soy para esto.

- Tu siempre has sido para esto, naciste con el don que nadie pudo negar en ti, creciste pensado que eras una chica normal a diferencia de los demás de tu familia, porque así lo quisimos, para que comprendieras como era la vida de los demás, tu madre tuvo que subir por lo mismo o ¿Acaso todo este tiempo creíste que ella murió? Yo sé que no, porque tu sabias que ella guiaba tus pasos, pusimos esta pruebas ante ti antes de traerte con nosotros y la superaste con creces. Incluso tu padre y hermana hicieron reportes fascinantes de ti.

- Un momento entonces ¿Mi madre nunca murió?

- No – la alegría me embargaba en ese momento y salte sobre ella a abrazarla

- ¿Sabes quien más conocía tu procedencia? – La duda me estaba embargando – Itan – Eso si me tomo de sorpresa

- Entonces no fue simple casualidad que me dejara en el bosque.

Como se veían tan distintas las cosas ahora que conocía la realidad, pero algo dentro de mí me animaba a querer conocer mucho mas de la nueva vida que se presentaba frente a mí.

sábado, 26 de junio de 2010

Capitulo Primero: La venida

Aquella noche, todo era tan distinto a las demás caminatas que pasaba junto a ti, esto se hizo mucho mas latente cuando la luz del crepúsculo en tus ojos, me hizo presagiar que el sol que había en ellos comenzaba a desaparece.

Nunca había agradecido tanto como en este momento que tú vivieras a unas casas de la mía, por lo que era fácil que me dejaras ahí sola en el bosque, cuando yo te lo pedía. Y sí, quería que te alejaras. No sabia el porque pero tan solo quería que la suave brisa del viento de otoño rosara mi piel provocando un pequeño susurro.

-Delani – una voz comenzó a decir.

Eso no parecía oírse como el susurro del viento ¿Qué pasaba? Debía de estar loca. ¿Mi nombre en medio de toda esa soledad? Itan ya se había ido y no estaba mas que yo y la templada noche, alumbrada por una luna en pleno esplendor. Seguro esta debía ser otra de esas veces en donde el miedo a lo desconocido me desconcertaba, en ocasiones tenia esas extrañas visiones, siempre me pregunte si alguna vez sabría que significaban esos dibujos que continuamente rodaban por mi mente y fluían hasta mis dedos como por artes de magia o … por arte del destino.

Quien podía saber si esto era real o estaba haciendo una precipitada imaginación sobre lo que escuchaba, es que el ver, escuchar, leer, tantas fantasías, hacían que mi mente volara mucho mas rápido que mi sentido común. Pues todas las reglas de supervivencia me dirían que tenia que salir de aquí… y rápido, estaba sola, o al menos eso creía entre tanta oscuridad.

-De…la…ni - seguía diciendo la voz.

En ese momento no pude distinguir si era la luna en todo su esplendor lo que se acercaba o si en realidad era una preciosa criatura. Su pelo dorado circundaba hasta llegar a la cintura, una cara angelical y de tés blanca, estaba deslumbrante, vestía de color blanco y la ropa era ceñida al cuerpo, en una palabra, espectacular. Nunca antes había visto alguien tan bello y que irradiara tanta paz. Pero ¿En verdad la veía? Aun no terminaba de sacar mis teorías cuando de pronto.

- Delani tanto tiempo sin vernos, no podemos esperar ni un solo momento más. Los espíritus irradiaron las ondas que proclamaron mi venida – No entendía nada de lo que me hablaba, pero estaba maravillada - ¿Cómo has estado? Cuando te conocí eras tan pequeña e indefensa en comparación a ahora, sin embargo aun te falta mucho por aprender. No creo que te acuerdes de mí ya que hace mucho que has bajado.

-¿Bajado? ¿De dónde podría yo haber bajado? No entiendo nada. Me puedes explicar a que te refieres con todo esto.

- Creo que no podre decir mucho por el momento… pero tengo que llevarte, ya llego la hora de que comiences a cumplir tu cometido en esta vida.

Creo que muchas veces me había hecho esa pregunta. ¿A que he venido al mundo? Todo el tiempo creí que algo en la vida me esperaba, en algún momento encontraría a alguien, a quien mi presencia, mis palabras, lo harían cambiar.

Como en estas veces en que sabes y tienes la confianza de encontrar el amor de tu vida, esa media naranja. Creo que siempre tendré la esperanza, algo en mi interior me dice que el llegara… algún día. Solo esperaba que no muy tarde. Sé que Itan me quiere, yo también a él pero no creo que sea la persona a quien quiero amar por siempre o que sea el amor de mi vida, el padre de mis hijos, en fin, toda mi vida.

Esto era distinto a todo lo que algún día me imagine y en este momento comprendí la verdad que todo este tiempo estuve buscando en mi interior, la verdad estaba pronta a serme revelada por este hermoso ser.

En ese momento descendió completamente y me di cuenta que era real dentro de todo lo mágico.

- Ven dame la mano, tenemos que irnos – Su voz era tan dulce y atrayente que no pude dudar un solo segundo, tome su mano y…

viernes, 25 de junio de 2010

Prefacio:

Al despertar nada parecía ser igual, la angustia me embargaba. Sabía que era un nuevo día en el cual tendría que nuevamente afrontar el dolor de todos.

Sabía que no lo estaba, pero me sentía sola. Envuelta en una nube de dolor que tan solo yo podía sanar.

Venimos para cumplir una misión. Pero la mía era demasiado dura. ¿Por qué solo yo sé esto? ¿Por qué nadie pudo venir y sanar el dolor de la muerte de mi madre?

Cuando camino nada parece real. Siento presencias y su mirada al andar. Me ahogo en el espacio de una eternidad, rodeada de recuerdos, como flash back sin paz.

Tan solo quiero ser normal.